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En este artículo, RRHH Digital expone la paradoja de cómo mientras las compañías se enfrentan a la transformación digital, la irrupción de la IA y la falta de talento cualificado, más de la mitad de los recursos disponibles para afrontar estos retos quedan sin ejecutar por un problema de gestión estratégica del capital humano.

Más de medio millón de euros. Exactamente 571,6 millones que las empresas españolas no utilizaron en 2024 para formar a sus trabajadores, pese a tenerlos disponibles y bonificados. Así lo revela un análisis realizado por la consultora Equipo Humano a partir del Balance de situación 2024 publicado por Fundae, que evidencia que casi la mitad del crédito asignado para formación —un 47%— quedó sin ejecutar, mientras apenas 644,6 millones de euros, el 53% del total disponible, llegaron efectivamente a las aulas y plataformas de capacitación.

El dato cobra especial relevancia en un contexto económico marcado por la transformación digital acelerada, la irrupción de la inteligencia artificial en los procesos productivos y la creciente presión regulatoria en materia de sostenibilidad. Recursos que podrían haber impulsado la competitividad de miles de empresas y mejorado las perspectivas profesionales de cientos de miles de trabajadores terminaron el ejercicio en el cajón.

«Estamos ante una paradoja empresarial preocupante», afirma José Enrique García, CEO de la consultora Equipo Humano. «Las empresas se quejan de la falta de talento cualificado, de las dificultades para adaptarse al entorno digital y de los retos que plantea la sostenibilidad, pero dejan sobre la mesa 572 millones de euros que tenían asignados precisamente para resolver esos desafíos. No es un problema de recursos, es un problema de gestión estratégica del capital humano».

El análisis de Equipo Humano, basado en los datos oficiales de Fundae, muestra que en 2024 participaron en formación programada 5,8 millones de trabajadores, que acumularon 77 millones de horas lectivas. La formación presencial concentró el 62,4% de los participantes, mientras que la teleformación duplicó su duración media respecto a otras modalidades, pasando de 9,5 a 19 horas por acción formativa. Sin embargo, estas cifras positivas contrastan con la infrautilización sistémica del crédito disponible.

El mapa territorial de la formación bonificada dibuja una España a dos velocidades. Madrid y Navarra lideran las tasas de cobertura formativa sobre el empleo privado, superando la media nacional del 39,2%, mientras que Melilla, Canarias y Extremadura se sitúan en los últimos puestos. Estas diferencias regionales, según García, «no solo reflejan disparidades en la cultura formativa empresarial, sino también en la capacidad de las organizaciones para gestionar de manera eficiente un recurso que, en muchos casos, desconocen o consideran administrativamente complejo».

El CEO de Equipo Humano identifica cinco palancas que las empresas están desaprovechando: «primero, los micro-itinerarios formativos de 10 a 20 horas vinculados a cuellos de botella operativos concretos generan mejoras medibles en semanas. Segundo, el upskilling en inteligencia artificial, datos, ciberseguridad y sostenibilidad no es ya una opción, es una obligación competitiva. Tercero, planificar la formación por centros de trabajo y comunidades autónomas permite equilibrar coberturas y evitar que Madrid consuma crédito mientras otras sedes infrautilizan el suyo. Cuarto, las modalidades mixtas ágiles —presencial más online— escalan la cobertura sin perder trazabilidad. Y quinto, establecer una gobernanza del crédito con hitos trimestrales reduce drásticamente la infraejecución del segundo semestre, cuando históricamente se disparan las anulaciones».

La concentración del crédito dispuesto en el 53% del total asignado sugiere que más de 1.200 millones de euros estuvieron teóricamente disponibles en 2024 para las empresas españolas. Que solo se ejecutara poco más de la mitad plantea interrogantes sobre los procedimientos de acceso, la burocracia asociada y, sobre todo, la falta de integración de la formación en la estrategia de negocio de muchas compañías.

«No estamos hablando de dinero perdido para siempre, pero sí de oportunidades de mejora que se evaporan año tras año», concluye García. «Cada euro no ejecutado en formación es un euro que no revierte en productividad, en innovación ni en empleabilidad. Las empresas que aprenden a capitalizar este crédito no solo cumplen mejor con sus obligaciones en materia de desarrollo profesional, sino que obtienen ventajas competitivas tangibles en un mercado cada vez más exigente».

En este sentido, García recomienda a las empresas consultar el visor oficial «Navega por tu CCAA» de Fundae para conocer el crédito asignado y dispuesto por CCAA, una herramienta que, adecuadamente utilizada, podría convertirse en la hoja de ruta para revertir esta tendencia en 2025.